miércoles, 1 de diciembre de 2010

La falta de acuerdo estaba prevista por gobierno federal

Marco Antonio Martínez
Hoy miércoles 1 de diciembre el saliente y popular presidente de Brasil Luis Inacio Lula Da Silva ha dicho que "nada" saldrá de la COP16 de Cancún, que inició el lunes y termina el 10 de este mes.
Aunque ha sido una nota ampliamente difundida y retwiteada, lo cierto es que desde septiembre ya dentro del gobierno federal se contemplaba ese escenario.
El embajador Luis Alfonso de Alba, negociador de la Secretaría de Relaciones Exteriores así lo había manifestado, tal como apareció escrito en un artículo de El Programa de las Américas.
En ese entonces el representante diplomático en una reunión organizada por la Fundación Desarrollo Sustentable se refirió así a la posibilidad de un acuerdo que comprometiera a los países firmantes del Protocolo de Kyoto a reducir sus emisiones contaminantes y evitar que en los próximos años la temperatura del planeta aumente más de dos grados centígrados:
“No estamos ahí ni vamos a estar ahí para Cancún”, dijo el diplomático durante el Foro Internacional sobre Cambio Climático y el Estado del Arte del Desarrollo Sustentable, el pasado 8 de septiembre.
En esa ocasión, de manera cuidadosa De Alba explicó las razones de su escepticismo.
Mencionó la falta de pasos de parte del gobierno de Estados Unidos (responsable de 30 por ciento de los gases de efecto invernadero) para combatir el cambio climático, a pesar del interés y la postura diferente del presidente Barack Obama, con respecto a la de su antecesor George Bush.
En ese entonces aún no se celebraban las elecciones estadounidenses, hechas en noviembre y que dejaron como saldo la pérdida de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes y con ello de impulsar una reforma ambiental, ya que el partido del presidente había sido apaleado.
MÁS OBSTÁCULOS
Otro factor para que no haya un acuerdo climático, anticipó De Alba es que hay un número de países en vías de desarrollo, que prefieren evitar el sacrificio de su economía, y algunos más son incapaces de comprometerse por la pobreza que padecen.
Cabe decir que entre estos países está el Brasil de Lula, cuya representación en la conferencia realizada en Copenhague el año pasado fue de las que menos se quiso comprometer en tanto no lo hicieran los países desarrollados, especialmente Estados Unidos.
De Alba señaló en septiembre que la participación de Brasil con China, India y Sudáfrica cambia la perspectiva para que el gigante sudamericano fuera en bloque con México.
“Brasil juega en otras redes. El grupo de Latinoamérica y el Caribe no se une, es un obstáculo que hace difícil posición en bloque”, dijo el embajador.
La declaración de Lula del día de hoy entonces debe verse como un colofón de lo que ya se anticipaba desde septiembre, si bien el gobierno mexicano, que poca incidencia ha tenido en la firma de acuerdos, ha tratado de mostrar una cara optimista y no descarta los acuerdos, olvidando que estos no se consiguen por decreto o por puro deseo.

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