miércoles, 1 de diciembre de 2010

El desastre de Ecatepec

Marco Antonio Martínez García
ECATEPEC, ESTADO DE MÉXICO. Es una lástima que los ambientalistas que viajaron con la caravana 1 organizada por la Vía Campesina y que estuvieron en Ecatepec el 29 de noviembre, no hayan conocido más de cerca este municipio.
Es cierto que estuvieron en el centro, limpio y ordenado, y pasaron por la autopista México Pachuca. También escucharon atentamente los discursos de la gente que calurosamente los recibió.
Pero no vieron la contaminación atmosférica que se genera tanto por la enorme cantidad de vehículos como las industrias ahí asentadas. Tampoco pudieron ver el gran foco de infecciones que es el Río de los Remedios, limítrofe con el DF.
Tampoco vieron la cantidad de basura que está en las calles sobre todo en las colonias más pobres, en una zona que sufre inundaciones de manera frecuente.
El desastre ambiental tiene presencia en todo el municipio.
Según un documento de la Coordinación Municipal de Organizaciones Sociales Encuentro de Voces y Memorias, en la década de los cuarenta del siglo pasado inició el desarrollo industrial de Ecatepec, y se creó el corredor industrial Vía Morelos, desde Alta Villa hasta Tulpetlac. Más de mil 670 empresas de los ramos textil, mecánico, químicos, alimentos y de la construcción, según el documento.
En 1980 las industrias del municipio representaban el 13 por ciento de las del estado de  México. El surgimiento de las empresas atrajo a población de diverso origen, aunque resaltaba la indígena y campesina.
Las necesidades de vivienda deforestaron cientos de hectáreas y la necesidad de vías de comunicación y espacios para los desechos fueron desafíos para los cuales las autoridades no estaban listas. La contaminación llegó al Canal de Sales, al Río de los Remedios y el lago Bárcenas.
La Sierra de Guadalupe comenzó a ser ocupada de manera irregular por la gente empleada en las fábricas. La quema de monte se hizo una práctica común y generó la pérdida de especies endémicas, tanto de flora como fauna.
Tierras ejidales y comunales fueron vendidas incluso de manera ilegal.
A pesar de que en 1976 se decretó la creación del parque estatal Sierra de Guadalupe con una extensión de 6 mil 322 hectáreas con terrenos tanto de Ecatepec como de otros municipios, la invasión de tierras continuó.
Conforme creció la demanda de vivienda aumentó la marginación. Los grupos más pobres y no “originarios” ocuparon las cañadas de San Andrés, los cerros de la Sierra de Guadalupe y las zonas bajas de la Laguna de Texcoco. Tenían que soportar la falta de servicios como agua, drenaje, y resistir fuertes tolvaneras salitrosas  que se desprendían de la fábrica de Sosa Texcoco. No era todo. Los habitantes de la zona baja de la antigua laguna de Bárcena estaban expuestos a inundaciones.
El Chamizal, San Agustín, Tulpetlac, El Gallito  son colonias de las que año con año se inundan.
Aunque paulatinamente se ha dado servicio a los pobladores, el desastre ya ocurrió. Pueden verse cerros de concreto. Actualmente en Ecatepec hay 363 colonias y 163 fraccionamientos urbanos y condominales.
El grupo reconoce que ha habido en las administraciones municipales recientes atención al problema ecológico, como ocurrió durante los años 2006-2009, cuando fue encabezada por perredistas. Durante ese gobierno se impulsó un programa de Agricultura Urbana, pero a los pocos meses fracasó ante la falta de presupuesto. Los proyectos de reciclar residuos sólidos y aguas residuales, y fomentar la cría de animales, no estuvo considerado como prioridad.
La situación no parece cambiar con la actual administración de filiación priista, según se lee en el documento. Incluso critica la falta de protección ecológica.
“Sólo basta señalar que los terrenos de reserva ecológica están siendo otorgados en concesión al sindicato magisterial elbista (de la lideresa moral del Sindicato Nacional de Electricistas, Elba Esther Gordillo), para la construcción de inmuebles sindicales y oficinas de gestión administrativas.
La Coordinación pide la creación de organismos que cuenten con fondos públicos y presupuestos suficientes para el rescate del medio ambiente en todas las regiones y que gocen de autonomía respecto al estado.

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